7.11.08

El día del canillita

Mi primer trabajo fue ser diariero. Tendría unos 6 o 7 años y en los veranos acompañaba a Mariano, el hijo de Norma y Hugo, vecinos, dueños del quiosco en cuestión y buena gente. Un par de años más tarde me llegó la independencia: comencé a vender ya sin la compañía de Mariano; había aprendido a dar los vueltos.

En La Costa (tal vez en otros centros turísticos suceda lo mismo) suele pasar que en los veranos, los jóvenes aprovechan para trabajar y tener la posibilidad de reunir unos pesos. Por suerte, no había necesidad. Pero se gozaba. Vendí diarios cada verano hasta que tenía unos 14 o 15 años.

Mi experiencia de canillita me hizo crecer. Me jactaba (y por ello me gastaban) de ser el que más diarios vendía de la parada. Llegar a los 60 diarios vendidos los domingos (más alguna que otra revista) representaba un desafío. Entre muchas cosas, aprendí que existía una religión llamada “mormones”. Que no trabajan los domingos. Y que no insultaban: “hijo de mil fruta”, “¡qué boluglo!”. Esas eran algunas frases que reemplazaba a las puteadas comunes. Las decía un compañerito que también vendía y que era mormón. Me causaba tanta gracia.

Debo confesarlo, mi éxito en las ventas tenía un par de claves. Una de ellas es que conseguí asegurarme la “exclusividad” en el Hotel San Remo. Me aparecía mientras la gente desayunaba y creo que “daba” el papel de ternura tal que tenía un gran éxito en las señores de edad avanzada (¡qué esfuerzo para no decir “viejas”!). Otro punto fuerte era la esquina de la 36 y la 3. Allí se encontraba la empresa estatal de luz (¿SEGBA es que se llamaba? No estoy seguro) y sobre la vereda apoyaba mis diarios y revistas que los habitués de la cola, solían adquirirme.

Me levantaba a las 6 para ir a buscar los diarios a la distribuidora. Si hago memoria, lo que más disfrutaba era cuando me sentaba a la sombra -sobre la calle 5- y me ponía a leer las revistas que traía para vender: El Gráfico, Sólo Fútbol, Selecciones, Somos, son algunas que recuerdo. “Diarioooo, Clarín, revistas, diarioooo”, era mi canto favorito que amenizaba con otro: “Diarioooo, Clarín, La Nación, Crónica, Popular, El Día, diarioooo”. Todas, muy elaboradas. Pasaba horas y horas leyendo en el quiosco. Norma feliz, porque de paso se lo atendía.

El quiosco cerró hace varios años. Ni sé a dónde habrá ido a parar. ¿Qué habrá sido de su vida? ¿Sabrá su dueño actual los recuerdos que ahí viven? Cuando llegan los veranos, no puedo dejar de recordar aquel diariero que fui. No es que ahora no lo sea, pero a veces siento que fui demasiado feliz. O acaso sea una simple justificación para mi melancolía.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hola mario, casi me largo a llorar....y te explico porque, el tal mariano es mariano perez, y siendo amigo de el conozco un poco de la historia que contas, yo tambien fui canillita y tambien a la corta edad de 6 años, la distribuidora estaba a una cuadra de tu casa y a 2 de la mia, asi que la teniamos facil...
la empresa efectivamente era segba y ahi antes habia una canchita de futbol que vio jugar a quien escribe y a otros muchos soñadores de goles en estadios llenos. mario, siempre estoy mirando el blog y me parece que escribis excelente, y a veces estos recuerdos de santa a mi me pueden, gracias.
pd: aunque suene a que todo ha cambiado el sabado estuve en santa teresita y en invierno casi que no hay kioscos de diarios, solo hay 3 sobre toda la calle 2......una pena.

Mario A. Caruso | Periodista dijo...

Hola Gustavo,
Gracias por leer siempre.
Muchas gracias también por los elogios.
Y respecto a los de los quioscos, en parte disiento, pues en invierno desde que tengo uso de razón que hay pocos. En lo que sí vamos a coincidir, es en lo lindo que resulta (en aquellos lares, al menos) poder escuchar aún el canto del diariero (algo impensado en esta Capital).

Saludos

Anónimo dijo...

Mario, como me gustaría escribir utilizando tu manera, para poder contar cosas que viví hace mucho y que salen a flor luego de leer un relato como este.
Recuerdo casi paso por paso el primer día que fuí a aun autodromo (el galvez) y saqué mi primer foto (al Lole con el Brabham BT44)no podría encontrar adjetivos para detallar tanta emoción.
Tengo recuerdos que son imposibles de escribir.
Te felicito, tus historias emocionan!.
Un abrazo Jorgemarch

Mario A. Caruso | Periodista dijo...

Gracias Jorge por tan sentido comentario.
Sos muy generoso.
Es un placer saber que estas ahí, leyendo.
Saludos

Mario

leticia perez dijo...

Hola Mario,o me permito llamarte "Marito" como solemos hacerlo nosotros aca en santa teresita.Soy Leticia,la hija de Norma y Hugo,supongo que te acordaras de mi,compañera tuya de tantos juegos de la infancia en esa casona en la que todavia viven tus viejos,los cuales siempre tengo presente en mi corazon.Queria agradecerte sinceramente esas calidas palabras que efectuaste para el dia del canillita,mis viejos se emocionaron mucho con tu recuerdo...y yo tambien...GRACIAS.Tambien te quiero felicitar por todo lo que lograste hasta ahora,me siento muy orgullosa y feliz por vos,segui adelante!.Es muy reconfortante saber que siempre te acordas de Santa,quizas algunas cosas cambiaron pero su esencia sigue intacta....y eso es bueno.Besos y abrazos.