“Parecía que ganaba el si, pero ganó el no. La mínima diferencia fue grande. Determinó el resultado. Una apuesta final que se llevó el pozo. El voto del vicepresidente es un impresionante símbolo democrático. Una inusual prueba de libertad individual, de libertad institucional y de libertad política. Una demostración de entereza psíquica. Y de capacidad de riesgo no expuesta en su modestia expresiva. El vicepresidente queda en la historia. El futuro dirá qué lugar le destina. También del futuro dependerán muchas cosas: el funcionamiento del Gobierno, la continuidad de su proyecto, la estabilidad de sus aliados y la planificación del sistema agropecuario.
Ganó el Campo. Ganó la Oposición. Y Ganaron los grandes Medios. Es la trilogía vencedora. Ganó la razón agraria. Perdió la razón retencionista. Ganó la soja. Ganó la siembra directa. Ganó la generación de riqueza. Ganó la iniciativa privada. Pierden los bosques. Pierde la salud de la tierra. Pierden los ecologistas. Pierde la influencia del Estado. Pierde la presidenta. Y pierde el marido. Y ganó la profecía de que la felicidad llegaría en Julio. Ganó el teflón, perdió Copani. Perdió la plaza de Congreso frente a Plaza Italia. Ganaron los líderes rurales y la lealtad a la región. Perdió la lealtad partidaria.Perdió Moyano y ganó Barrionuevo. Ganó Castells y perdió D´Elía. Ganó De Angeli y perdió Kunkel. Ganó de la Sota y perdió Sabatella. Ganó Felipe Solá y perdió Scioli. Ganaron Elisa Carrió, Miguens, Llambías, Buzzi, Reutemann, Duhalde, el cardenal Bergoglio y el rabino Bergman. Y Mirtha Legrand.
Perdieron los intelectuales de la Carta Abierta y los militantes setentistas. Perdieron las Madres, y las abuelas de Plaza de Mayo. Ganaron los pequeños productores. Y los mínimos. Los medianos y los grandes. Pierde la obstinación por juzgar el pasado. Gana la vocación por olvidarlo.
Ganó la democracia”.
ORLANDO BARONE
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