“La calidad institucional que pregonaba Cristina en la campaña de hace apenas dos años, hecha picadillo. La falsificación de candidatos que jamás asumirán los cargos para los que serán elegidos, maquillada pobremente con el mote de ‘candidatura testimonial’. La sensación de que no hay límites frente a la necesidad o conveniencia política circunstancial. Todo se ofrenda sin pudor en el altar de la conservación del poder. Después, algunos se asombran por la revalorización social de la conducta de Raúl Alfonsín”.
JULIO BLANCK, en Clarín
9.4.09
Nos (y los) tapó el agua
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