En cada pueblo que visito, me gusta inmiscuirme en el periodismo gráfico que realizan. Es decir, por ejemplo, compro los diarios locales. Todos. Los analizo. Me gusta ver la diferencias de criterios, estilos. En fin. Las diferencias. Podría decir que “colecciono diarios del interior”. Pero no es tan así. Es que no es una mera colección. Sino mucho más. Lo recomiendo: se aprenden muchas cosas de esta profesión.
Tandil es una ciudad en crecimiento. No pierde (aún) sus características de pueblo. Es decir, la gente en su mayoría se conoce. No hay clima de inseguridad. Y se es amable. En suma, algunos factores que hacen al bienestar de una sociedad. Allí existen varios matutinos (y Nueva Era, que sale por las tardes). También, una revista llamada Tiempos Tandilenses.
Ha sido Tiempos Tandilenses una de las gratas sorpresas que me dio esa ciudad en las recientes (placenteras e inolvidables) vacaciones de verano. Es una publicación que cuenta en cada ejemplar, de aparición mensual, la historia de personajes, momentos, hechos, que acontecieron en aquella ciudad bonaerense. Son apenas 20 páginas (de buen papel) y a sólo 4 pesos. Cada uno de los quiosqueros consultados me han dicho que la revista se vende bien. Acaso, otro factor que sirve para estimular la imitación de una buena idea.
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